11 de Junio de 2018.
Querido Max,
Hoy me siento mal. No sé si por el clima, el estado actual de mi entorno o una combinación de ambos. El invierno me gusta, aunque no sé si me gusta tanto que sea invierno y además Junio.
Hoy pensaba en las diferencias irreconciliables entre personas. Personas que se quieren o en su momento se quisieron mucho y que ahora por dicha causa se ven en la obligación y/o necesidad de separarse. Pensaba en Pao y en Andrés, en mí y en Moisés. La manera que tiene cada uno de asimilar las cosas, las separaciones. Cuatro personas distintas, cuatro mundos completamente desiguales unos de otros. Yo he optado por aceptar nuestras diferencias e intento vivir con ello, aferrándome a mi fe todavía en pañales y abandonándome en los brazos de quien sé me acompaña... y me ha servido muchísimo. Pao ahogándose en sus miedos, buscando salir a flote, no encontrando todavía un modo del todo efectivo; extirpando a Andrés con dolor y definitivamente de su vida. A diferencia de Moisés y de mí que seguimos hablando como amigos, con la sinceridad como estandarte al menos por mi parte, no estando aun completamente segura de que sea lo correcto pero en fin... Andrés y Moisés no sé aunque, por lo que conozco de ambos creo intuir que Andrés está más cerca de pasárselo mal que Moisés.
¿Qué vamos a hacer de nuestras vidas?
Yo lo único que sé es que, por más que la nostalgia me gane y a veces le añore, no quiero volver a ser como en el pasado. Quiero que esto me ayude a reforzar mis convicciones, mi amor por mí misma y a no dejarme aprovechar nunca más por nadie. Quiero amor completo y de verdad. Proyecto y pasión. Así eso implique que no sea Moisés con quien lo tenga y deba esperar mucho tiempo para hallarlo en alguien más.
Quiero regresar al estado de fe, tranquilidad y confianza en que todo se solucionará, igual que anoche mientras conversaba de esto con Jesús. Supongo que solo así podré estar lo suficientemente fuerte y apta para ayudar a los demás sin derrumbarme en el intento... no sé si de otro modo sea lo bastante fuerte para conseguirlo. No lo sé.
Seguramente tú me dirías que sí puedo, que soy capaz... y yo te creería. Tienes ese algo que puede impulsar a las personas a recuperar la fe en sí mismas aun cuando parezca que no quedan esperanzas. Ese, querido mio, es tu verdadero poder.
Gracias al cielo mi ánimo ha mejorado bastante en el transcurso de las horas.
Te abrazo en mis pensamientos.
Tuya siempre,
Rosali.
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