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Me he quedado solo...

Recordar tiene sus pro y sus contras.

En mi caso, me ha hecho ver que, a pesar del río de lágrimas que me acompañó en los últimos años, he tenido momentos bonitos. He conocido a personas geniales... he crecido con ellos y he aprendido de más.
No he tenido una vida social memorable, pero en su momento he sido feliz.

Sin embargo, ¿qué me queda ahora de todo éso?... solo recuerdos.

El tiempo ha pasado, éstos últimos meses han sido como un renacer o despertar de un largo sueño. Como haber regresado a la Tierra después de muchos años y ver con sorpresa lo mucho que las cosas han cambiado: el orden en el que solían estar las cosas: las calles, las personas... lo que solía preocuparme antes y ahora significa menos que nada.

O como los amigos que se perdieron con los recuerdos que no consigo recordar en algún lugar a lo largo de la línea de mi vida. No ha sido intempestivo, sino más bien progresivo... y finalmente, me he quedado, como una paria, sola con todos los pensamientos, y cosas, y logros, y miedos, y opiniones que moriría por expresar.

Al preguntarme si aquello es bueno o no tan bueno no se que responder.

Pero tengo miles de sueños en la puerta para ser cumplidos y miles de buenas ideas que le han dado algo más de sentido al caótico embrollo que solía (y suele ser a veces) mi vida, pero  no tengo con quien compartirlos. Los amigos se fueron... se quedaron en el camino. En alguna de las infinitas puertas del larguísimo pasadizo del tiempo. Se enfriaron los afectos, se esfumaron las promesas... por culpa mía, y por culpa de todos ellos (hay que asumir la responsabilidad en partes iguales).
(¿Será que el tiempo actuó como una especie de papel de filtro?)

Ahora solo tengo libros.
Un novio,
pensamientos obsesivos y extraños que me han arrastrado a escribir un libro (y su posterior continuación);
un cierto grado de tranquilidad,
algo de estabilidad emocional...
Motivos para luchar,
muchos proyectos que concretar.
Y soledad. Mucha, mucha soledad.

Y aunque todo lo anteriormente mencionado no baste para acabar con mi ostracismo, al menos me encuentro mejor; y por más que el tiempo pase y el mundo cambie, prefiero no hacer más amigos en ningún nuevo contexto, no por ahora y hasta nuevo aviso.
No quiero más de ése sentimiento de desamparo, de ése vacío que se siente al quedarse solo después de haber querido tanto.



(* y una canción para endulzar a los recuerdos)