Las cosas más felices y más tristes de mi vida las he
concebido en arrebatos de locura.
Sin importar la sangre, las lágrimas o el precio. He vivido siempre al borde de lo extremo.
Me pregunto si por eso es aquí donde me encuentro.
En este punto e instante: un espacio intermedio entre el
cielo y el infierno de mis tormentos.
Un espacio de insomnio… donde el sueño es el privilegio
divino de algunos elegidos.
De ganas constantes y ansiedades sangrantes.
Donde duele el oído, y el cerebro… donde cuesta vivir.
Y hasta respirar es un privilegio.
Me pregunto si es aquí donde me encuentro el espacio al que
le llaman Infierno.
Donde la concentración es utopía, y los dedos se adormecen.
Donde siempre tengo hambre, y mis miedos no dejan de
trabajar.
Donde habitan las migrañas, y los dolores de vientre;
Donde sangra la vagina, los dedos, la nariz.
Donde crecen los tumores; donde asesinan a cuchillo la
energía y el vivir.
Donde los nervios tensos como cuero de tambor, encuentran en
el destrozo la única opción de liberación.
Donde nunca puedo descansar... donde siempre hay algo por
qué llorar.