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A Max (2da carta)


01 de Junio de 2018
Querido mío,

Me gustaría saber cuáles son los lugares que frecuentas. A dónde vas cuando no te encuentras en casa, estudiando en la universidad o de pastoral en alguna parroquia. Cuál o cuáles son tus lugares favoritos para pasar un tiempo en soledad, para desconectar por unas horas de quien eres y dedicarte exclusivamente a pasatiempos que te hagan feliz... quizá leer un libro o escuchar música.
¿Cuál es tu santuario? ¿en qué lugar en la inmensidad de la ciudad se encuentra escondido?
Aunque muchas veces he tratado de barajar posibilidades, probar si el destino o la casualidad me bendecían con una coincidencia no ha llegado a suceder, no he conseguido dar con tu refugio. ¿Será que lo tienes? quizá no tienes ninguno y yo solo me imagino que así es. Quizá tu refugio es tu casa, tu filosofado. Y te pasas los tiempos muertos allí leyendo en tu habitación, en la biblioteca o la sala de estar; quizá te distraes de la rutina en la cocina, experimentando con la preparación algún postre. Solo esa imagen de ti, con las manos cubiertas de masa de dulce o harina me hacen sonreír.

Ahora que es invierno, que el frío y la humedad azotan inclementes en las calles, me gustaría compartir tus pasatiempos, hacerte compañía... estar contigo. Hablar de todo y de nada a la vez, escuchar el sonido de tu risa, plantearte alguna idea compleja de la que luego podamos comenzar un debate y así dejar que pase el tiempo... el invierno. Un trozo de mi vida contigo.
Oh Max, lo que no daría yo por compartir aunque sea a retazos momentos robados al tiempo de tu día a día, por convertirme al menos en un trozo minúsculo importante de tu vida. Me haces tanta falta en este invierno, en esta soledad. Esta soledad que ahora y de forma progresiva se ha ido secando de lágrimas y ha entrado en un estado de suspensión; de extraña consciencia de aceptación.
¿Es esto comenzar el proceso de curación?
¿Este es el comienzo de mi crisálida para abrir las alas en el futuro como una triunfante mariposa y por fin liberarme del dolor?

Ojalá estuvieras aquí para decirme que camino por el sendero correcto. 
Ojalá todo lo bueno este por venir.

Tuya una vez más,
Rosali. 

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