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Dicen...



Me han dicho que, una forma de hacerle freno a las emociones es el silencio.
Que a veces es prudente callar. 
Actuar con inteligencia suficiente para no desnudarte completamente frente al destinatario de tus sentimientos. 
Ese tipo de inteligencia es de la que yo carezco.

Me han dicho que debo ser más razonable y menos pasional en mis acciones.
Que eso, finalmente, me llevará a la ruina. 
A veces la pasión te juega más en contra que a favor. 
Lo que nadie ha sido capaz de adivinar, es que toda mi vida está guiada por la pasión. 
Aniquilarla equivaldría a matarme a mí misma. 

Dicen que la forma de desahogo más exitosa es la  terapia de escribir. 
-¿Sera por eso que yo he llenado páginas y páginas de cuadernos, diarios y agendas a lo largo de mi vida?-
Para mí escribir no se siente suficiente.
Hace falta un compañero, una mano amiga… un oído ansioso por escuchar.
Un hombro dispuesto a ayudarte a caminar con tu bulto de emociones. 
Hace falta alguien en quien confiar. 

Dicen que cuando el estrés, la rutina, el cansancio y la incertidumbre apremian, 
es bueno respirar hondo y continuar. 

Aunque no sea lo correcto; a veces yo creo que mejor sería escapar. 






La tristeza suele tocar a mi puerta en Junio...

Casi a las puertas del fin de semana; llego a la conclusión de que ésta ha sido una semana.... emocionalmente difícil. 

El Invierno se ha declarado con fuerza y me da la impresión de que con él... y la muerte del Sol, y la palidez del cielo... y el frío del aire; todo se vuelve mas.... sombrío.
Hasta los sentimientos. Mas aún si se trata del mes de Junio.
Es Junio, y para mi Junio es triste. 
La segunda semana de Junio es triste. 
No me gusta el mes de Junio.  

Pensar en Junio, y en los acontecimientos que trae consigo, me arrastran por una montaña rusa de emociones tan rápidas que no le permiten a mis pies seguirle los pasos. 

A pesar de los años... quién que no tenga un poco de corazón no se enternece, o siente la envidia punzante, o la opresión en el corazón por aquello que no pudo tener... de ver a alguien más abrazando a su papá... o aquellos que por destino, o por suerte... pueden contar en su libro de vida con recuerdos felices; de una mano firme y acogedora sobre sus hombros, de la sensación de seguridad que la figura de un padre amante suele dar .. ¿Quién no?
Bueno, yo soy una de ellas. 

Aunque en el contexto en el que vivimos ya estamos acostumbrados a familias disfuncionales (me refiero a familias que no están dentro de lo que en algún momento se consideró "estándar"); seguramente deben existir personas que, como yo, aun cuando hayan alcanzado la edad adulta y cierto nivel de madurez; añoran esa presencia. Aunque solo sea por el placer de contar con alguien con quien en determinado momento, puedas sentirte como un niño. Como que los años no pasan... como que aun puedes ser feliz.

Si bien no extraño la presencia del mío; amaría... realmente moriría por tener a alguien a quien abrazar este Domingo. En lugar de eso... abrazaré a mi madre, y suspiraré hacia el cielo. Como quien es consciente de que aquello que deseó nunca se formó.

Es Junio, pero ya casi termina. 
Acábate Junio, ...aleja la tristeza de mi puerta.


*... Si me estás leyendo en éste momento... y la vida te regaló la suerte de tener un papá de los buenos... No importa que edad tengas. Abrázalo... dile que le quieres. 
Deja los prejuicios a un lado. 
Olvídate de tu edad y la vergüenza por un momento.
Sé feliz. 









Versos de Invierno: Caminando mi primera ruta literaria...




En lo improvisado de una tarde pueden pasar cosas maravillosas...




................


No. No extraño nada de ésto.

De pie frente a ti, 
he podido rascar en lo profundo de mi corazón;
descascarar esa costra bajo la cual oculté mi fe,
y no lo extraño.

Quizá y por momentos la nostalgia 
se disfraza de añoranza e intenta confundirme.
Pero hoy aquí, 
entre la penumbra
el silencio de mi mente,
sintiéndome pequeña como un punto de arena
en la profundidad de la nave central,
ser insignificante en la magnificencia de la Basílica gigante
me doy cuenta, 
me confirmo en mi certeza de que no lo extraño.

No extraño la vida que que viví entre sus muros,
No me duele la vida que dejé.
No estoy arrepentida de haberte extirpado. 

Fuiste mi hogar,
pero ahora eres pasado.
No me entristece haber elegido que seas parte de mi pasado.


4:36 pm. 
Basílica de San Francisco. 
Mi casa una vez.

.......................


Es invierno en la ciudad.
Hace frío, 
casi puedo ver jugar al viento en lo alto de las escaleras.
Las palomas vuelan
y los recuerdos llegan.

Llegan los recuerdos, 
llegan sin dolor. 

Con las heridas secas, 
las cicatrices borradas en el tiempo;
caigo en la cuenta de lo mucho que cambié
desde esa lejana última vez.

Tu, yo, ella;
mi corazón desmigajado.

No soy la misma que, destrozada, 
abandonó la plazuela aquella vez.
Mi alma encontró sus trozos de a pocos,
a fuerza de golpes y alegrías, 
entre sonrisas y lágrimas.
Mi alma esta completa. 

Ya puedo sentarme aquí de nuevo, 
sin que me asalten los recuerdos;
sin una lágrima
sin deseo de autodestrucción.
Ahora puedo tocar tu recuerdo
y no me duele más.

Esta terminado.
El frío, las aves, la gente...
el aroma a comida caliente en invierno
me ha dado el valor de cerrar nuestra historia.
Y de empezar a construir mi propia historia. 


04:57 pm
Despidiendome de la plazuela franciscana
...y sus recuerdos. 

....................

Comprendo por que amaba tanto este lugar.
Por que solía ser el último destino de mis viajes literarios,
mis excursiones matutinas por la ciudad.

Aquí nacieron mis mejores trazos, 
mis primeros versos adolescentes.
Todo éste lugar exhala recuerdos...
de ti, de mi, de toda la ciudad.
Desde aquí es sencillo ser feliz.

Aquí no hay nada mas que un libro, 
puestas de sol, 
lápiz y carboncillo,
páginas blancas por llenar.
Anhelo de mi corazón, 
paz.

Aquí he sido fiel a mis sueños...
a todo lo que me daba ilusión.
Aquí siempre pude ser yo, 
con mis pasiones y fantasías
... siempre yo. 


05:12 pm
Parque La Muralla. 
Rosa Linda con la vista refrescada de recuerdos. 


....................

Todo se ve mas polvoriento que en mi recuerdo.
El cielo, las torres,
las campanas minúsculas desde esta vista.

Todo se ve más viejo que en mi recuerdo.
Debe ser que también mis ojos se han vuelto viejos.
Y mi alma más seca.

Debe ser que la vida se ha vuelto vieja.
Y que la vida ha cambiado para mí. 
Debe ser que la vida me ha cambiado...

Debe ser el Invierno.
Que me siento Invierno,
que soy el invierno. 


05:21 pm
Puente de madera.
Reencuentro con la vista tantas veces vista.

.....................

 Habías de ser mi última parada
y el golpe de gracia que rompería el dique
de mi contenida emoción. 
¿Por qué bajo el refugio de tus muros
es mas fácil llorar?
Díselo a mis ojos ahora que las lágrimas
fluyen ardientes en mis mejillas;
calientes en contraste con el frío de mi cuerpo, 
reparadoras al final de la tarde.
Dime por qué en el cobijo de tu suntuosidad
me es más fácil quebrar la coraza de mi fe. 

Muchas de mis lágrimas quedaron en tus entrañas,
ahogados mis suspiros en tus ojos vacíos;
mis súplicas dormidas, 
en cada friso, 
cada dorado, 
cada fresco en la pared. 

Dime por qué mis letras se rinden cuando hablo de ti. 
Por qué me siento tan segura dentro de ti.
Tienes mas pedazos de mi vida
entre tus lozas de ajedrez
que yo guardados en mis libros,
mis cuadernos atiborrados de versos,
en mis propios recuerdos. 

El invierno de mi corazón no se siente si estoy en ti. 
No si estas vivo dentro de mi.


05:48 pm 
Bañada en lágrimas:
última parada de mi ruta literaria.

....................

Es Invierno. 
Domingo de Invierno.
Me fusiono perfectamente con el Invierno. 
Está en mi. 
Me hace feliz. 

Mis mejores recuerdos sucedieron en Invierno.
Todo a mi alrededor es invierno:
La muerte de la tarde
el viento
las bancas de la plaza pequeña.
Los gallinazos en los altos del techo...
el aire que respiro.
La vida misma es invierno.

Una tarde de invierno. 
Un domingo de invierno. 
Una noche de invierno. 
Una escritora novata, a solas... con el frío del invierno.
Invierno. 

05:58 pm
La ruta literaria ha terminado.


Congoja.



Deben de haber días en que, en algún rincón del mundo, 
alguien se siente como enfermo desahuciado. 
Días en que alguien se siente al borde mismo 
de la muerte y el desamparo. 
Alguien que se siente solo.
Abandonado en el manglar del delirio descubierto por Gabo.
Alguien con deseo de extinguirse. 

Alguien con ganas ardientes de extraerse los ojos, 
de borrarse la mente, 
de cauterizarse el corazón.
Alguien en el mundo debe existir que sienta la misma pena interminable que yo.
Alguien cansado de amar, 
de odiar, 
De respirar.

Un soldado cansado de la guerra en tierra arrasada,
Un valiente que se rebele ante la lucha vana contra la corriente.
Alguien que necesite el calor de un abrazo, 
Alguien desesperado por protección.

Alguien que tenga el pecho de plomo derretido.
Alguien que no quiera sentir nada, 
alguien que no pueda sentir más,
alguien que ya no pueda más.

Debe haber alguien en el mundo que se sienta así,
 desgraciado… como yo.