Buscar en este blog

Blasfemia


Querido Max, 

Llevo muchos días en un estado extraño. De entre desánimo y exaltación, alegría y tristeza; nostalgia, desolación y alegría hasta las lágrimas. Me siento en una especie de montaña rusa infinita de subidas y bajadas, en un momento inerte y, otros, en que el corazón se me sale del pecho. En que la fuerza de mis latidos empuja dolorosa la sangre en mis venas, mis venas contra mi piel. Días en que me siento diosa y otros en que no soy más que un grano de arena, o una oruga oculta en su capullo y no me siento capaz de enfrentar al mundo, pero en cada uno de esos instantes mi alma clama siempre tu nombre. Busca un rastro tuyo en las partículas del aire. Te extraña a rabiar… te necesita. 

Aun cuando mi boca pronuncie otro nombre, otro hombre, mi mente siempre te busca a ti. Mi piel solo despierta con la temperatura de la tuya, tu olor… con la tibieza de tu respiración. 

Oh querido, querido, mil veces querido, no estás conmigo, pero eso no mengua mi adoración, mis ganas de ti. Te necesito, ¿cuántas veces no han pronunciado mis labios la misma plegaria? ¿Cuántas veces mis ojos mirando hacia el cielo no han rogado a nuestro Padre que te ponga al menos un instante en mi camino?... ¿Existe otro corazón en la Tierra que palpite con tanta fuerza por tu amor como lo hace el mío? Soy consciente de que no merezco siquiera suspirar por un amor tan dulce, pero eso no es barrera para mi corazón desatinado y, aun con el dolor a flor de piel, camina una y otra vez por el terreno prohibido. Aún a costa de volar en mil pedazos y perder un poco de sí mismo cada día. Sé que Dios me castiga, castiga la adoración casi divina que siento por ti pero... ¿cómo no sentirlo? En este punto del camino ya no importa el dolor, el sudor o la sangre si a cambio me espera tu vida al final de esta vía. Oh, Max, quiera la vida no romperme más ante el conjuro de tanta blasfemia, por usar mi propia sangre como tinta para plasmar un sentimiento tan grande.

Eres mi cruz y mi luz, mi infierno, mi gloria y mi salvación.