Sí.
Me gustaría saber dónde estás.
Yo te buscaría, e intentaría encontrar en tus ojos las respuestas a cientos de preguntas pendientes desde aquella última vez, tan lejana en el presente,
del tiempo y mi memoria.
Renacería en mi la esperanza, me diría que sí, que puede ser posible.
Indagaría más en tu corazón, diría que sí a esa cuadra de más.
Prolongaría nuestro abrazo de despedida.
Ahora sí, te diría que sí, que es posible hacer punto seguido de aquellos que
—tal vez por miedo o precaución— dejamos suspensivos aquella última vez.
Ve… deja tu mensaje en el viento de las seis y que sea él quien me susurre,
entre la angustia del calor y el fresco del verano, del sitio y seña donde se mueve tu corazón… dime cómo encontrarte y yo iré por ti.
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