A veces resulta tan fácil perder la noción del tiempo y de las cosas. Y no precisamente por estar viviendo algún acontecimiento feliz; a veces puede suceder sin más… sin ninguna explicación.
Por extraño que parezca, apenas hace un momento, mientras me ocupaba de las tareas cotidianas de oficina, caí en la cuenta de que la muestra de flamenco, la siempre esperada muestra de flamenco es este fin de semana; por lo que sin duda ésta será una semana ajetreada, llena de planes y preparativos para el día importante, con más práctica de la habitual. Pero a diferencia, por ejemplo, del año pasado, esta vez sólo seremos mi familia y yo. No habrán amigos, no habrá un enamorado. Solo nosotros. Y de esta forma tan sencilla la vida me ha dado la lección del día: me ha hecho comprender que, con el tiempo y pase lo que pase, la única constante siempre será mi familia y su compañía.
Hoy más que nunca veo con indiferencia el paso de las horas, de los días; veo pasar sin mayor emoción acontecimientos que en otro tiempo lo fueron todo. Claro que me sigue gustando el flamenco, que sigue despertando en mí esa pasión escondida, me sigue provocando expectación. Sin embargo las sensaciones ya no son como antes, yo ya no me siento como antes.
No soy como antes.
Es como si incluso la intensidad con que vivía ciertas facetas de mi vida hubieran alcanzado cierto estado de suspensión, uno en el que se enfría un poco toda la existencia, los sentimientos… y no estoy del todo segura de qué tan bueno o malo sea aquello.
Puede que sea un poco de ambos.
Mientras escribo, me ha venido una conversación que mantuve hace unos días con un amigo, eso de que, sin querer, a veces terminamos traicionándonos a nosotros mismos, casi siempre, una y otra vez.
La vida es eso: traicionarnos a nosotros mismos. Y por violento que pueda sonar quizá no sea así de malo; quizá se trate solo del proceso de estar vivo. Tomar consciencia de lo que somos y lo que queremos ser, e inevitablemente traicionarnos en el proceso para crecer. Para aprender. Para estar en el punto exacto en que nos encontramos ahora.
Personalmente no sé qué pensar. Sola ahora… trato de reconocerme a tientas en la oscuridad, encontrar mi origen, mi hogar primigenio. Soy como una vasija vacía que busca llenarse con el agua de alguna fuente más pura; con sed de eternidad y libertad... de realización.
Si he de conseguirlo en un largo tiempo o ahora mismo no lo sé, solo sé que, ahora más que nunca, me siento yo y quiero ser yo. Solo yo. Y el anhelo de poder renovar mis esperanzas crece cada día. Vamos a ver qué sucede, qué nos trae la vida.
Mientras tanto, ésta es la semana de la muestra.
La semana del flamenco.
Si. La muestra es este domingo,es ahí donde hay que dejar el alma! No podría estar más feliz que bailar con todas ustedes ... Ole Rose
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