Se experimenta una sensación extraña —como de angustia— cuando una o muchas situaciones hacen que te cuestiones la razón de tu existencia en la Tierra. Crees que estás encaminado, que todo va viento en popa y de repente el castillo de naipes se derrumba sobre ti y entonces todo pierde razón de ser. Hasta el simple hecho de respirar.
Pocos lo supieron, pero ahora —esta noche de proceso de fin de tormenta— espero quizá con mi testimonio servir de inspiración a alguien.
Por más feos que se tornen los colores, somos dueños de nuestro propio destino. Si quieres acabar con todo, piensa en el impacto que tal decisión tendrá no solo en tu vida. Si decides pensar "a la mierda, el dolor no es más fuerte que yo" entonces sigue... Aunque caigas. Aunque tengas que limpiarte las rodillas una y otra vez de polvo y de sangre... Sigue.
Podemos decidir poner fin, arrepentirnos y continuar.
No estás solo (aunque a veces sea imposible no sentirlo). No estamos solos.
Nunca lo estamos.
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