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Al escritor que yo conocí...

Ninguna noticia me sacudió mas fuerte en éstos días (hasta el punto de haberme hecho olvidar casi por completo la Semana Santa y todo lo que pensaba hacer en ella), que la muerte de un escritor que, independientemente de la revolución literaria que pueda haber causado en el mundo, transformó con sus obras mi mundo por completo.
Nunca mis ojos habían llorado a un conocido desconocido tanto como en los últimos días.

Recuerdo claramente la primera vez que uno de sus libros cayó en mis manos....: Mi curiosidad terminó ganando. Tenía entonces 14 años, y daba la dulce coincidencia que la historia que leía, encajaba casi a la perfección con el suceso maravilloso que había empezado a surgir en mi vida...: Los goces de los amores suaves, inocentes y pecaminosos a los ojos de mundo.
Desde aquel momento, supe que sus historias y mi vida estarían ligadas para siempre, que difícilmente algo podría sustraerme de la lectura... de la ensoñación en la que me envolvía el pasear por las páginas de alguna de sus historias. En un parque o en casa, en el frío o bajo el sol... con la niebla calándome en los huesos o azotados mis sentidos por la garúa menuda... sus libros y yo, éramos como una pareja perfecta en el tiempo que andábamos juntos (aunque ese tiempo no solía ser mucho... sus letras volaban entre mis ojos ansiosos..).

Y mi cuerpo fue creciendo... mi inocencia se fue desvaneciendo... y yo podía comprender con mayor claridad lo que antes no entendía..., adopté como mías muchas de sus frases... y fue así como empecé a quererle, y fue así como fui entendiendo que, porque él tenía el don de crear, yo tenía la dicha de soñar. No importaba que tan bueno o malo haya sido el día, ni que tan complicada fuera la vida.... yo podía sumergirme en el universo de su creación, y todo mi mundo se tornaba mejor.
Podía dormir e imaginar que charlábamos en la terraza de campánulas amarrillas, contemplando el mar adormecido de la Cartagena de los tiempos del virreinato... o a la escasa luz de la ventana de un campo nevado. Y era como conocerle... leer sobre él en las noticias, era gozar!, alegrarme, enojarme... reír o refunfuñar por los comentarios que la prensa solía decir.

Han pasado casi ya diez años desde la primera vez que oí hablar de él, y de sus libros... y de su vida.
Tal y como la distinguimos hoy, la suya ha terminado.

Y mis letras están de luto.
Sin embargo... creo sospechar que, mientras mi corazón, y mis ansias literarias me empujen, a intervalos, a presionar contra mi pecho alguno de sus libros empolvados en mis anaqueles, o a negarme a la idea de desechar algún PDF por falta de espacio en la memoria de mi móvil...mientras mis ojos cansados necesiten repasar sus líneas, él estará vivo.... y podre continuar nuestra charla mental inconclusa.... aun queriendo saber qué se siente... como es vivir entre la Cartagena del siglo XVII, o el escondido pueblo al pie del río de piedras de canto rodado... como huevos prehistóricos..
Seguiré queriendo saber como encontrar el amor entre sus líneas, o aprender de la sabiduría de aquel que pudo vivir para contar lo que vivió... seguiré queriendo saber que he de hacer para llegar a ser una escritora genial... como en algún momento lo fue él... como lo es, y lo será.. aun cuando su cuerpo no haya superado al tiempo; aunque su alma, como una mariposa, haya volado lejos, mas lejos aún de mi... y algún día quiera posarse entre mis manos.

Puede que haya terminado para el resto del mundo, que... en unos días, su recuerdo termine diluido entre nuevos titulares.... entre noticias de otros conflictos, conflictos conocidos agravados; o política, asesinatos o espectáculos; mas en mi mente y corazón no.
En ellos, ha de seguir vívido... y dolerá aun.... y mi inconsciente, desfogándose en pesadillas de madrugada, exhalando la tristeza inconfesable a través de mis ojos, aún le llorará.

Aunque nadie entienda tan extraña fijación. A veces... los sentimientos mas grandes, son aquellos que no encuentran una explicación coherente, aquellos que el entendimiento no es capaz de comprender...

Los puñados de tierra hacían menos remoto y mas cierto al único hombre que merecía aquella degradación, como si el suelo que el pisaba con sus finas botas de charol en otro lugar del mundo le transmitiera a ella el peso y la temperatura de su sangre en un sabor mineral que dejaba un rescoldo áspero en la boca y un sedimento de paz en el corazón.

Para mi, ha de ser siempre así.

....
Dice mi madre que no es bueno manosear mucho el recuerdo de los muertos, por que éstos no descansan en paz. Yo no se si ha de ser cierto, pero... por si las dudas, he decidido pensar en sonreír y sofocar las lágrimas, cada vez que mi pecho se contraiga en un calambre doloroso cuando mi mente se empeñe en pensarlo.
Seguramente, donde sea que se encuentre, ha de sentirse mejor.

Si es que fuera de ésta, existe otra vida, espero encontrarte en ella.
Hasta pronto Gabo, Gabito... querido Gabriel.


"Lo único que me duele de morir, es que no sea de amor"




"La vida no es lo que uno vivió, sino lo que recuerda, y cómo la recuerda para contarla"


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