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Cartas a un amigo.: "Lo que sentí ayer"


"Lo que sentí ayer"

02/05/2013

Amigo querido:

Anoche, sin querer, sin pensarlo y sin buscarlo… soñé contigo. Y desde ese momento, hasta ahora, no he podido dejar de pensar en ti.

¿Mi sueño? Extremadamente raro, mezclado con personas de mi pasado y presente, pero.. en síntesis, mi mejor amiga vino corriendo a anunciarme que te había encontrado para mí, que estabas ahí y que debía ir a verte.

Incluso, como para sentirte más cerca, volví a utilizar ese perfume que tanto me gustaba por aquel tiempo en que, con mis 14 años, llegaba los domingos con el corazón palpitante, caminaba ansiosa por los claustros del convento, o te buscaba con la mirada ansiosa entre los catequistas en el gran salón,  en el altar a la hora de la misa de 6, en la sacristía o el atrio del templo terminada la misa… me había resistido mucho tiempo a volverlo a usar justamente porque me hacía recordar a esos tiempos, y el aroma que penetraba por mi nariz se materializaba en un dolor casi físico en mi pecho, abrumándome el corazón…

Pero hoy nada de eso me importo, y todo el camino al trabajo, incluso ahora que me encuentro aquí, sentada, nadando en  un mar de documentos los recuerdos no me dan tregua... y sigo pensando en ti.

Mis mejillas están calientes, estoy adormecida… me siento, casi incorpórea. Aun cuando hay demasiado que hacer aquí y tengo un control de lectura más tarde…, solo… tenía que escribirte para ver si de esta forma conseguía desahogarme un poco del peso que me perturba sin medida esta mañana, especialmente hoy;  y no sé por qué, solo deseo con ansias que acaba el día, y el  siguiente... y el siguiente. 

Quiero que llegue el fin de semana no sé para qué, si eso también será motivo de angustia para mí por todos los acontecimientos, descubrimientos que he hecho dentro de mi mundo interno.. Nada, absolutamente nada de lo que me espera conseguirá calmarme, quizá solo verte.

Y yo, sencillamente, daría mi alma por verte… por escucharte y que puedas devolverle el equilibrio a mi espíritu con un abrazo… te extraño tanto Elvis querido… te extraño tanto. Tengo tantas cosas que contarte, en especial las que suceden ahora, las que le han declarado guerra a mi interior… especialmente por esas. Necesitaría que estés aquí... o al menos escuchar tu voz por el teléfono.

Hoy se me ocurrió la idea de cómo sería si es que aun vivieras en el convento, si aún llevaras como prueba de identidad y forma de vida ese hábito marrón con el que te vi la primera vez, como sería todo si es que tuviera la facilidad de verte al menos de esa forma, poder hablar contigo como si lo hiciera con cualquier amigo, si pudiéramos charlar, reír… aunque luego aparezca algún “padre” por ahí y te ordenara solo con mirarte: “aléjate de ella!” … como sería, que sería entonces.
¿Mi vida sería la misma?, quizá no, pero al menos tendría el privilegio de verte; y de no vivir cada vez un poco menos, y más en el mar de tu ausencia desesperada. No estaría aquí, con estas ansias que me consumen y que me impulsan a querer verte con un deseo frenético.

No pasaría nada de esto, no existiría este espacio... y estas líneas no estarían hechas para ti.

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