Ayer sucedió algo maravilloso…
¡Volviste! Regresaste a mí con toda tu paz, con toda esa inspiración y aquellos tiernos sentimientos que provocabas en mí. Volviste y me envolviste toda de esperanza y aquí estoy de nuevo: escribiéndote, soñándote… pensando en ti con la misma intensidad de hace dos años atrás, aunque ya no me produzca la misma sensación de angustia el pensar en la inevitable perspectiva de nuestra imposible coexistencia en la vida real, que no traspasarás de los límites de mi fantasía porque el conjuro de tu existencia se reduce a los intrincados artificios de mi memoria.
Hoy más que nunca te repito que te quiero, y renuevo en el silencio del día que comienza mi promesa de ser para ti como tú lo eres para mí...
—eternamente—.
Aunque no seas el único objeto de amor en mi corazón y estemos destinados desde siempre a no ser.
...
Posdata:
Aún con cientos de ideas flotando en mi cabeza, mi primer registro de este 2019 va para a ti.
Con amor,
Rosali.
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