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Leer, sobrevivir.

Leer, leer, leer, vivir la vida que otros soñaron.
Leer, leer, leer, el alma olvidada, las cosas que pasaron.

Leer, leer, leer; ¿seré lectura mañana también yo?
¿Seré mi creador, mi criatura, seré lo que pasó?

Miguel de Unamuno
 

Los momentos en que más felicidad experimenta mi alma es cuando puedo leer. 
Cuando puedo sumergirme en la historia de otros tiempos, 
de otras realidades diferentes a las que vivo a diario.
Cuando puedo dejar de ser yo y adoptar otro papel, 
cuando puedo convertirme en mi heroína favorita y hacer de mis héroes 
el anhelo de mi corazón.

Cuando puedo soñar y a fuerza de suspiros 
sentir que todo encontrará solución. 
Cuando puedo creer en la esperanza de un mundo más feliz y más limpio. 

Un mundo donde no hay enfermedad ni dolor. 
Un mundo sin preocupación, 
un mundo en el que las lágrimas aguardan la promesa de un futuro mejor. 
Un final feliz.

Soy feliz en los instantes que a hurtadillas 
le sustraigo al tiempo entre jornadas. 
En los que el milagro de un libro entre mis manos
 le da consuelo a mi preocupación. 
Y puedo olvidarme —por fin, por un breve momento— de quien soy.  








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